
Es el mes de Diciembre. Día 23 para ser preciso.
Son días de vacaciones, de esos que Xavier solo espera que todos dejen de ser iguales, vacíos, huecos. Esto el quiere lograrlo dejando atrás su soledad.
Es sábado, más de medio día. Su mente esta cansada, desvelada del viaje de ayer.
De pronto. Xavier sintió algo vibrar bajo la almohada
Despierta ayudado por la desesperación de un sueño que en ese momento le invadía.
Contesto el teléfono, e inmediatamente reconoció la voz con rastros de llanto. Con la que segundos antes estaba soñando.
La cual le hacia una propuesta decorosa para cenar mas tarde.
A la cual accedió, colgó el teléfono. Trato de volver a dormir. Pero el recordar ese sueño caótico se lo impidió.
Cansado de la cama se levanto, al hacerlo, lo primero que paso por su mente fue la invitación. Le resulto algo extraño la insistencia.
Comió cualquier cosa, tomo un baño y monto su auto.
Conforme el avanza, el sol retrocede y va dando paso a la luna.
Xavier llego al recinto de la reunión. El lugar esta adornado con letras chinas y pequeños faroles, que cuelgan del techo. La mirada de Xavier busca a Violeta entre los comensales. Fija toda su atención en una cabellera negra, que refleja como espejo la luz tenue del lugar.
Avanzo hacia ella, al verle sus labios insinúan una sonrisa, y con ella dos hoyitos se marcan al lado de su boca, dejando asomar ese lunar en el labio superior.
Tomo asiento, y se encontró frente a frente con esa persona que le llena con el simple hecho de estar ahí. Es un confort inexplicable que pocas veces se llega a experimentar. El lo sintió como un éxtasis total.
Se acerca el mesero con la carta. Para esto, Xavier no tiene ni idea de que pedir. Afortunadamente su acompañante, si bien no es una experta en la materia tiene más idea que el. Así que se confió de ella para decidir.
El empleado del lugar se retira a hacer lo suyo. Y queda ese espacio entre el pedido y el suministro que no queda mas que platicar casi siempre iniciando con un ¿como estas? o un ¿como te ha ido?
Que si lo pensamos bien. Preguntas un poco tontas pero así somos los humanos. Xavier le cuenta sin detalles el sueño que tuvo la noche anterior. En el cual el ya no seguía vivo por un accidente en auto.
Violeta lo mira fijamente, suspira. Su hermetismo le impide decir una palabra.
Regresa el mesero con la comida. Xavier comienza a recordar los besos y caricias que se dieron el mes pasado, la semana pasada y hace unos días.
Terminaron de ingerir esa cena, poco grata y nada nefasta.
Xavier Volteo y mirando los ojos cafés de Violeta, que con esa oscuridad parecen negros. Ellos le dicen que es tiempo de trasladar esa conversación a una plática etílica.
Más tardo en levantar la mano diestra que en llegar la cuenta.
Salieron Volando al bar de siempre.
Entrando al lugar les saluda con toda confianza, su proveedor y dueño de su segundo hogar.
Hogar formado de paredes vestidas de rostros en blanco y negro, aquellos que trasladan a películas clásicas del cine mexicano
Igual, se percibe el sonido de una rockola ya desgastada por el uso pero, que sigue cantando como el primer día.
Después de las primeras cuatro Lager, Violeta busca de entre su bolsa un sonido incesante que no se calla, contesta el teléfono y se aleja.
Al regresar, sus ojos han cambiado, no es la misma moja sus labios más de prisa, quiere salir del lugar.
Al subir ambos las escaleras para salir. Violeta se despide le da un beso esta vez en la mejilla. Con esto Xavier siente una puñalada.
La sombra de un amor sigue atormentando a Violeta, y si bien ella y Xavier no tienen ningún titulo de cualquier tipo. Lo confunde, pues nunca le habla claro de ellos, y Xavier creé que esta noche. Ella ira con su confort. Con aquella sombra para ya no soltarla.
Xavier ha quedado solo ¿Qué hora es? Igual las 12 que la 1 de la madrugada, antes de partir sin rumbo a la selva de concreto, donde solo se ven por la constituyentes fieras sobre ruedas.
Sus cuatro patas lo llevan hacia una reunión que no pensaba acudir. Pero, el no quiere dormir. No por ahora.
Llego a una casa donde ya gente conocida lo esperaba, le reciben con una Graciela en mano la cual recibió con un beso, cuando el reloj dio poco mas de una vuelta el ya tenia unos cuatro esqueletos de lager en el piso.
Iván, un amigo regio que si disfrutaba las vacaciones decembrinas y su soltería por un día. Le lavo el cerebro para salir según el a un lugar donde la fiesta termina hasta el otro día. Con tal de no pensar en la daga que traía en la espalda partieron.
Al entrar al tugurio Xavier se encontró frente a un cementerio de flores marchitas, ya casi sin vida. Lo primero que vio son plantas carnívoras sedientas de su carne, que bailan sin ton ni son. En ese lugar las billeteras compran, negocian lo que solo las rosas pueden comprar.
Ya sentado en medio del campo de amapolas. Su cabeza, sus ojos y oídos se olvidaron del escenario de ese mundo.
Y se concentran en un ruido que salía de la parte alta de las paredes. Dos pobres y desgastadas bocinas que intentan cantar. ¡¡¡Que ya la fuente se seco y que todo sigue igual como cuando estabas tú!!!
Volteo para intentar platicar con su envenenador de cerebros. Pero el esta idiotizado con una silueta femenina. Xavier nunca supo en que momento llego a sentarse, a la mesa donde se encontraban.
Su nombre artístico era Celia. Tenía una cabellera suelta y larga teñida de castaño, ojos color miel, labios delgados rojos, un escote que le permitía ver mas debajo del corazón, piernas largas y blancas que combinaban perfectamente con toda su piel, 1.70 de alto con tacones, Una belleza con cuernos y cola de pico.
Es claro que cuando estas entre demonios tu buscas a un ángel y era muy obvio que el no lo encontraría ahí. Pues, el suyo le había abandonado hace un par de horas.
Se dirigió al baño a mojarse la cara. Pues después de mas de una docena de chelas necesitaba esa cachetada que le devolviera un poco a la aparente realidad.
Regreso a la mesa solo para darse cuenta que ya esta vacía. Iván y Celia habían entrado a uno de los cuartos del lugar a hacer el rencor.
Tomo asiento y solo estaba acompañado nuevamente por una Graciela muerta. Que besa sus labios con su espuma, dándole el beso de muerte. Salio del tugurio sin rumbo, aun le quedaba una hora o media de noche.
Monto su caballo de cuatro ruedas, tomo la 5 de febrero a todo galope. El cuaco al igual que quien lo monta siente como si un depredador lo fuera persiguiendo.
Frente a el solo ve una aguja que marca ‘’100’’, ‘’120’’, ‘’140’’, ‘’160’’ ‘’180’’…
Se escucha un relincho que más bien parecía alarido, cerró los ojos. Lo último que vio es la aguja frente a el marcando ‘’0’’
Hay vidrios en su cara, laminas en su cuerpo, asfalto en su cráneo.
Violeta por su parte; ya se encuentra en casa dormida. Pero una inquietud la carcome. Sus poros se abren, su cuerpo suda sin parar.
La pesadilla donde su diablo guardián muere en un caballo de metal. La hace pegar un grito de desesperación, sus ojos se abren y cristales comienzan a escurrir de ellos. Inmediatamente se encorva para sentarse. Ve alrededor de su cuarto, el sol ya entra por la ventana.
Ya es sábado más de medio día. Con desesperación Violeta toma su celular el cual marca la fecha del 23 de Diciembre. De inmediato llama a un tal Xavier Para comprobar que solo fue un sueño.
El cual le contesta adormilado. Y ella le hace una invitación a cenar comida china...............
No comments:
Post a Comment